Historia del ferrocarril en Uruguay

 

El ferrocarril en Uruguay tuvo un papel fundamental en la modernización del país, favoreciendo el transporte de bienes y personas, la integración territorial y el crecimiento económico. Su desarrollo estuvo marcado por la influencia británica, el interés del Estado en su expansión y, finalmente, su declive con la llegada del transporte automotor.

Orígenes y Expansión (1869-1914)

El primer ferrocarril uruguayo se inauguró el 1° de enero de 1869, con el tramo que unía Bella Vista y Las Piedras, operado por la empresa Ferrocarril Central del Uruguay. Desde sus inicios, la construcción y operación de las vías férreas estuvo dominada por capitales británicos, que veían en Uruguay un mercado prometedor para la exportación de productos y materias primas.

A lo largo de las siguientes décadas, la red ferroviaria creció rápidamente. Las principales líneas fueron extendiéndose desde Montevideo hacia el interior, alcanzando localidades como San José, Florida y Durazno. El ferrocarril facilitó la exportación de productos agrícolas y ganaderos, conectando estancias y centros productivos con el puerto de Montevideo.

Hacia 1914, Uruguay contaba con unos 3.000 kilómetros de vías férreas, operadas en su mayoría por compañías británicas, como el Central Uruguay Railway (CUR) y el Midland Uruguay Railway.

Nacionalización y Auge (1914-1952)

Con el tiempo, el dominio británico sobre los ferrocarriles generó tensiones, ya que las tarifas y políticas de la red ferroviaria no siempre favorecían los intereses nacionales. Durante el gobierno de José Batlle y Ordóñez, comenzaron a surgir debates sobre la necesidad de una mayor intervención estatal.

En 1949, el Estado uruguayo adquirió la mayoría de las líneas férreas, consolidándolas bajo la empresa pública Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) en 1952. Esta nacionalización buscaba modernizar el sistema ferroviario y optimizar su funcionamiento en favor del desarrollo del país.

Durante las décadas de 1950 y 1960, el ferrocarril tuvo su época dorada. Se realizaron mejoras en la infraestructura y en la flota de locomotoras y vagones, permitiendo un transporte eficiente de carga y pasajeros.

Declive y Crisis (1970-presente)

A partir de la década de 1970, el ferrocarril uruguayo comenzó a perder protagonismo debido a la expansión del transporte por carretera. El auge de los camiones y ómnibus, combinado con una falta de inversión en el mantenimiento de las vías y el material rodante, llevó al deterioro del sistema ferroviario.

En las décadas de 1980 y 1990, muchas líneas fueron cerradas y los servicios de pasajeros disminuyeron considerablemente. Aunque el transporte de carga continuó operando en algunas rutas, la red ferroviaria quedó reducida a un papel secundario dentro del sistema de transporte del país.

En la actualidad, AFE ha intentado recuperar parte de la infraestructura ferroviaria, especialmente para el transporte de cargas. Un ejemplo es la modernización de vías para la operativa de la empresa UPM, que ha impulsado inversiones en el sector. Sin embargo, los servicios de pasajeros son muy limitados y el ferrocarril sigue en una situación de fragilidad.

Conclusión

El ferrocarril en Uruguay fue un pilar clave en la integración territorial y el desarrollo económico del país, pero la falta de inversión y la competencia del transporte automotor llevaron a su declive. En la actualidad, hay intentos de reactivación, aunque su rol es menor en comparación con su época de esplendor.

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